Punto Final, Nº 754 – Desde el 30 de marzo al 12 de abril de 2012.
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Víctimas del “sentido común”

El “sentido común” -santo patrono de la política chilena- ha conseguido ahogar en su cuna los más hermosos sueños de nuestro pueblo. En los hechos ha impuesto antivalores como la hipocresía y la doctrina del acomodo y el conformismo, la adopción del camino fácil y el pragmatismo como virtudes ciudadanas. En conjunto, han arrasado con la ética en política, reduciéndola al regateo de cargos públicos y prebendas. Por eso, cuando aparecen líderes del pueblo, como Iván Fuentes, el profeta que vino de Aysén, que hablan con la verdad sencilla, directa y franca, el país se conmociona. No está acostumbrado a oir el lenguaje sin artificios de los humildes.



Un tal Iván

Pocas cosas alegran tanto el alma como escuchar a Iván Fuentes, el buzo mariscador que emergió desde las aguas de la Patagonia y ha encabezado el movimiento que ha puesto en las cuerdas al poder.
Un don nadie salido del mismísimo anonimato, representando a miles de sus compañeros, amigos y vecinos, ha retomado la costumbre ancestral de decir las cosas por su nombre. Y mediante ese simple expediente, ha llenado de optimismo a un país entero.
Algo está pasando. A la irrupción de dirigentes estudiantiles que remecieron con sus argumentos y marchas la somnolencia de un sistema que agoniza, le ha seguido el estallido aysenino, cuya gente reclama para que el sistema recuerde que ellos también son. Y en la primera línea de fuego, el rostro sencillo y transparente de Iván.

La protesta social

En el Sur está nuestro Norte

Estamos viviendo un proceso histórico. Estamos cerca, o tal vez ya hemos llegado, a un punto de inflexión de la protesta social, que en estos momentos se apoya en el movimiento ciudadano de una de las regiones menos poblada y más apartada del centro político del país. Es un conflicto social en el espacio fronterizo, aquel que sólo adquiere presencia en la metrópolis como postal turística o territorio útil para la economía central. Cuando en Puerto Aysén y Coyhaique se observan lienzos que reclaman un Chile federado, asistimos a la percepción y realidad de un país cuyo núcleo santiaguino es una fuerza centrípeta que poca compensación irradia a su periferia.
La protesta social de Aysén ha sido, y tal vez siga así, un nudo cuya solución se enrosca en torno a la institucionalidad neoliberal.

 



La Patagonia brava

Hace 94 años, en Aysén, un grupo de colonos tomó las armas para defender la tierra que se les quería arrebatar. Derrotaron a los carabineros y triunfaron. El Estado tuvo que anular la concesión de miles de hectáreas a un particular que los perjudicaba y reconocerles títulos de propiedad sobre la tierra que habían hecho producir durante más de un decenio (ver recuadro). El episodio es poco conocido. Ocurrió en las cercanías del lago Buenos Aires (actualmente lago General Carrera), en la zona conocida como Chile Chico, donde un microclima permite, a pesar del fuerte viento, una agricultura semejante a la del valle central, casi mil kilómetros más al norte. Allí siguen viviendo los descendientes de los colonos rebeldes y la memoria de su hazaña.

Después de Orwell

George Orwell acuñó la neolengua en 1984, su anticipada distopía. El Ministerio de la Verdad, que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las Bellas Artes, tenía en su fachada a lo menos tres consignas: “La guerra es la paz”, “La libertad es la esclavitud” y “La ignorancia es la fuerza”. Había otros ministerios, el de la Paz, para los asuntos de guerra, el Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden, y el Ministerio de la Abundancia, para los asuntos económicos.
Aquel totalitarismo descrito a mediados del siglo XX, asignado entonces al estalinismo, ha devenido en una especie de totalitarismo neoliberal, que se expresa y reproduce a partir de la palabra. “La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc (la sigla del partido único, que nosotros podríamos extender al binominal), sino también imposibilitar otras formas de pensamiento.

 



Edición Impresa

Cristo y Marx

Autor: Toby Valderrama

Los sistemas de dominación entendieron que la división de sus enemigos es una garantía de su permanencia, y comprendieron que la división más importante es la ideológica. Desde siempre han intentado dividir al cristianismo y a la revolución, separar la espiritualidad revolucionaria de la práctica revolucionaria, la conciencia de la materialidad. De esa manera castraron a una y a otra, y así consolidaron por milenios la dominación.

Los dueños del cristianismo

Autor: Alvaro Ramis

Durante abril, el Senado continuará deliberando sobre tres proyectos que, con matices, proponen volver a despenalizar el aborto terapéutico, tal como lo contempló nuestra legislación hasta 1989. Como siempre, sectores conservadores aprovechan estas coyunturas con intereses distintos al asunto de fondo. Con su violenta retórica, inflamada de insultos a quienes disienten de sus posturas, lo que intentan es controlar el campo religioso en el que se sitúan.

Estudiantes vuelven a la carga

Autor: Rubén Andino Maldonado

Balances, autocríticas, propuestas, movilizaciones, contactos y búsqueda de nuevas alianzas. El caluroso verano de 2012 sirvió a los jóvenes agrupados en la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) para hacer un recuento de lo acontecido con el movimiento por la educación y proyectarse hacia el futuro.

Asesinato de un joven gay:
Odio al “diferente”

Autor: Arnaldo Perez Guerra

“Mi tristeza e impotencia son enormes… No puedo comprender que Daniel fuese atacado por su homosexualidad. Sólo pido justicia y que nos ayuden a conseguirla”, dice conmovida Jacqueline Vera, madre de Daniel Zamudio, joven de 24 años golpeado por presuntos neonazis el pasado 3 de marzo. Daniel falleció el 28 de marzo a consecuencia de la brutal golpiza.

Chacabuco, la prisión que floreció en el desierto

Autor: Osvaldo Zamorano Silva

Bajo el sol abrasador del desierto de Atacama -y el penetrante frío de la noche-, se yergue silenciosa y polvorienta la antigua oficina salitrera Chacabuco. Durante el gobierno del presidente Salvador Allende, en julio de 1971, fue declarada Monumento Nacional. Nadie imaginaba que en 1973 se convertiría en un campo de prisioneros políticos.
A cien kilómetros del puerto de Antofagasta, con una extensión de casi 36 hectáreas, la antigua oficina salitrera se transformó -entre noviembre de 1973 y abril de 1975- en prisión para obreros, campesinos, intelectuales, dirigentes políticos, profesores, estudiantes, artistas, médicos, periodistas. En fin, de todo el espectro social que apoyó al gobierno de la Unidad Popular.

Respuesta a la ofensiva neoliberal
Huelga general en España

Autor: Marcos Roitman Rosenmann

España vive las consecuencias de un estilo de desarrollo transnacional al cual se integró de manera dependiente y subordinada. El llamado milagro español de los años 60 fue una quimera, su expansión se apoyó en el turismo, la banca, las remesas que proporcionó la emigración durante la dictadura franquista, y la construcción, sector conocido como “el ladrillo”. Muy a su pesar, España es un país primario-exportador, con escaso desarrollo industrial, poca inversión en investigación y un hipertrofiado sector servicios.

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En esta edición

Víctimas del “sentido común”

Un tal Iván

En el Sur está nuestro Norte

La Patagonia brava

Después de Orwell

En edición impresa

Cristo y Marx

Los dueños del cristianismo

Estudiantes vuelven a la carga

Odio al “diferente”

Chacabuco, la prisión que floreció en el desierto

Huelga general en España

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