Punto Final, Nº 740 – Desde el 19 de agosto al 1 de septiembre de 2011.
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Stallman y el software libre

AUTOR: GASPAR SALAZAR GATTAS

 

RICHARD Stallman, profeta del software libre.

La historia del software libre está encadenada a Richard Stallman y comienza el año 1971 en el Laboratorio de Inteligencia Artificial del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Estados Unidos, lugar donde Stallman se dedicó en un inicio a mejorar el sistema operativo de una de las primeras supercomputadoras. Tiempos en que aún no existía el software libre, porque no había otro tipo de software. Las universidades y centros de desarrollo tecnológico compartían sin problemas el código-fuente, libro de recetas con los comandos que le dicen al computador cómo actuar. Cualquiera podía utilizar, transformar y mejorar ese código-fuente y cualquiera podía obtenerlo simplemente contactando al creador, que gentilmente lo entregaba para bienestar de toda la comunidad de hackers. Para él la definición adecuada de hacker es la de alguien que ama programar y se divierte siendo hábil en ello. Cualquier otra, es producto de un mal uso que los medios han hecho de ella.

Continuar el uso público

Con la llegada de los años 80 el escenario en el Laboratorio cambió. Muchos de los hackers emigraron a la empresa privada y el MIT cambió a máquinas con sistemas operativos que incorporaban acuerdos de confidencialidad, los cuales restringían el uso público de todo el trabajo de Stallman. Esto significaba en la práctica que lo primero que había que hacer para utilizar los nuevos computadores era prometer no ayudar al vecino, sepultando cualquier comunidad cooperativa. Era un discurso impuesto a la fuerza en el Laboratorio por las compañías de software privativo, como el mismo Stallman las bautizó para diferenciarlas del software libre. Ahora también en el campo de la informática se consideraba la propiedad como derecho natural. Ante esto, Stallman decidió dejar el Laboratorio, crear la Fundación para el Software Libre y enfrentar la tarea de crear un sistema operativo completo que mantuviera el espíritu de camaradería de antes.
Corría el año 1985 cuando el primer manifiesto de Stallman apareció en Usenet, uno de los primeros canales de información que existió para Internet. En ese manifiesto propuso las cuatro libertades esenciales para que un software fuese libre: la libertad de ejecutar libremente el programa, la libertad de estudiar el programa y adaptarlo a cualquier necesidad, la de poder redistribuir copias para ayudar a la comunidad y la libertad de mejorar el programa y distribuir las mejoras a la comunidad. No se trataba simplemente de que fuera gratis, sino que quien quisiera pudiera acceder a la información y usarla a su gusto. Actualmente las empresas mantienen en secreto el código-fuente, lo que impide que cualquiera pueda modificarlo a su gusto, ya que no es posible intuirlo sólo al observar el programa funcionando, tal cual como sería imposible cocinar unos buenos porotos granados viendo sólo su foto. Peor aún, aunque fuera posible, intentarlo es considerado un acto de piratería y cada vez que aceptamos las cláusulas de uso de estos programas, aceptamos atentar contra la libertad que tenemos de utilizar el conocimiento humano de manera libre. También ayudamos a que empresas como Microsoft vandalicen a hackers como Stallman, al validar un modelo que perpetúa el control privado. Aceptamos un asedio que frena el conocimiento.
En inglés tanto “libre” como “gratuito” ocupan la misma palabra, free. Para Stallman esto derivó en un buen puñado de horas filosofando con el fin de establecer claramente la diferencia, sencilla para casi cualquier hispanohablante, entre lo que es “gratis” y lo que es “libre”. Tanto es esto, que una de las introducciones a una recopilación de ensayos de Stallman se permite comparar el código binario con las leyes humanas: ningún Estado que se precie debería mantener en reserva sus códigos, sería ilógico así pensarlo si lo que se quiere es una sociedad libre. De la misma manera, nadie debería poder reservarse el código-fuente.
En 1989 la Fundación para el Software Libre crea una licencia, el Copyleft, que blinda el software libre de futuras apropiaciones y preserva a posteridad las cuatro libertades esenciales. Dos años más tarde, gracias a que Linus Torvalds liberaba el código-fuente del sistema operativo que Stallman utilizaba como base, su proyecto finalmente veía la luz. GNU/Linux nacía y rápidamente se convertía en la plataforma preferida por los programadores del mundo. Detrás existe una vasta red de gente que está dispuesta a participar en la creación de contenidos para el sistema operativo. Incluso con el desarrollo hoy es posible instalar y ejecutar GNU/Linux sin tener conocimientos avanzados en computación, y sin pagar o con gastos mínimos de distribución por la compra de manuales a precios sumamente accesibles y que permiten retribuir a quienes han dedicado horas y cariño a mejorar un bien de todos.

Quién es Richard Stallman

Desde entonces Stallman ha dedicado su tiempo a extender el mensaje. Se jacta de no tener casa, y le disgustan los hoteles. Con el cabello largo y enmarañado y su figura regordeta, suele tener para quienes no lo conocen el aspecto de un hippie trasnochado, casi un vagabundo. Pero esa ilusión dura lo que se demoran en acercarse los miles de fanáticos que tiene alrededor del mundo, que curiosamente siempre tienden a parecerse: lentes, pelo corto, cuerpo encorvado, vestimenta demasiada clásica para su juventud. Son las miríadas de nerds, geeks o como sea que los denomine la jerga del momento. Son la nueva camada de hackers que llenan salones para escuchar al maestro en español o francés, idiomas que maneja a la perfección además de su inglés nativo. Stallman nunca los decepciona. Relata historias con un humor poco acostumbrado para quienes tienen un estereotipo de informático en la cabeza. Como figura contracultural conoce lo que ocurre en el mundo e intenta que la libertad que él pregona para el software también pueda extenderse al mundo real. En su página personal podemos ver bitácoras de sus viajes, humor para informáticos, dibujos y hasta un apéndice con curiosidades, además de todo el material que tiene que ver con GNU/Linux. El 7 de agosto se podía ver un enlace desde la sección política de su página a un artículo en The Guardian, diario inglés, sobre el acoso policial a los estudiantes en Chile.
El año 2009 fue el encargado de abrir la Wikimanía, la primera reunión de enciclopedistas de Wikipedia en el hemisferio sur, en Argentina. Luego de pedir que descolgaran publicidad de empresas de software privativo del edificio, lo primero que hizo fue criticar a la enciclopedia virtual alegando casos de censura, dichos que atragantaron a más de uno en el salón de conferencias. Al finalizar, Richard Stallman, con túnica negra y un gigantesco disco duro de los años 70 en la cabeza a modo de aureola, bendijo a todos los computadores de la sala que funcionan con software libre. Lo hace como humorada, para distender, porque lo suyo es un asunto serio. De lo más serio: la libertad del saber humano.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 740, 19 de agosto, 2011
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