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Cumple un mes
Huelga de hambre
de estudiantes
en fase crítica
Autor: RUBEN ANDINO MALDONADO
El lugar en que estuvieron ayunando hasta el 9 de agosto cuatro alumnos (tres mujeres y un hombre) del Liceo Darío Salas, de Santiago, parece arrasado por un tsunami. Fue ocasionado por mano policial y sin que mediara provocación.
Sólo horas después de que más de cien mil manifestantes pasaran frente al liceo, congregados en la marcha por la educación, los chorros del guanaco y de otro carro lanzaagua de Carabineros quebraron los vidrios de las ventanas e inundaron la sala donde estaban los alumnos en huelga de hambre. El lugar ahora vacío luce caótico, lleno de objetos y mobiliario destrozados por la acción policial. Como si esto fuera poco, los sitiadores lanzaron decenas de bombas lacrimógenas al interior del liceo y cerca de las 22 horas intentaron forzar un portón lateral de acceso. Como consecuencias de la atmósfera contaminada, del humo y la tensión, los cuatro estudiantes en huelga de hambre fueron derivados por sus compañeros y familiares a la Posta Central con una descompensación causada por las bombas.
Hasta las últimas consecuencias
Cristián Silva, vocero de los cuatro huelguistas, dice que el efecto ha sido opuesto al esperado por la policía; porque luego del ataque han reafirmado su decisión de seguir “hasta las últimas consecuencias”. Luego de volver de la Posta, decidieron seguir adelante con su ayuno y ocuparon otra sala más segura, cuya vista da al interior del liceo.
El vocero estudiantil, que tiene 17 años de edad y cursa 4º medio, señala que la huelga de hambre en el Liceo Darío Salas es autónoma y obedece a una decisión de quienes la realizan. Sin embargo, mantienen una coordinación permanente con las otras huelgas de hambre que están realizando cerca de 50 estudiantes en los liceos Experimental Artístico de Buin, Politécnico de Castro, Rayan Mapu de Quellón, Guillermo Gronemeyer de Quilpué, Técnico de Antofagasta, Universidad de La Frontera en Temuco y Universidad del Bío Bío en Chillán. Las huelgas de hambre se iniciaron el 22 de julio en el Liceo de Buin, al día siguiente se plegaron los jóvenes del Darío Salas y luego se han sumado de manera progresiva los otros colegios y universidades.
A pesar del cerco informativo tendido por casi todos los medios de comunicación y la indolencia del gobierno, la huelga de hambre sigue extendiéndose como la lava de un volcán en erupción. A pesar de la pérdida de peso, calambres, insomnio y los dolores abdominales y de cabeza, que ponen en juego su integridad física, los huelguistas se sienten unidos por su adhesión a una causa que estiman justa y necesaria. La mayor parte piensa y siente como adolescente, pero todos actúan como adultos, forzados por la incapacidad de las autoridades del Estado de dar respuesta a su clamor.
Los estudiantes saben que la educación, el principal canal de movilidad social, está oxidado y se ha convertido en un instrumento de discriminación, ya que existe una buena educación para ricos y otra de mala calidad para los pobres. Eso lo quieren cambiar… y ahora.
Las demandas expuestas por el vocero Cristián Silva coinciden con las que levantan todas las huelgas de hambre y también con el petitorio del conjunto del movimiento estudiantil, que tiene como pliego fundamental el fin del lucro en la enseñanza; educación pública gratuita y de calidad; el término de la municipalización, sin que ello signifique privatizar colegios; gratuidad del pasaje escolar durante todo el año y una reforma a los liceos técnicos, que haga posible un mejor equipamiento, mayor inserción laboral y prácticas pagadas.
El vocero señala que hasta ahora no hay contactos de los huelguistas con el Ministerio de Educación. El alcalde de Santiago se ha limitado a enviar médicos cada dos días para constatar el estado de salud de los cuatro ayunantes. Denuncia también que todos los alumnos participantes en la toma están sometidos a constante acoso y amenazas de parte de la fuerza pública. “Nos dicen que saben nuestros nombres y que nos van a golpear cuando nos encuentren en la calle”. Por ese motivo, los ocupantes del Liceo Darío Salas mantienen en secreto la identidad de los participantes en la huelga de hambre para resguardar su seguridad personal.
La situación se vuelve crítica
El ayuno prolongado genera en una persona de cualquier edad desequilibrios que afectan progresivamente varias áreas de su organismo, incluyendo su capacidad para tomar decisiones de manera racional. La doctora Cecilia Castillo, especialista en nutrición, dice que los efectos de la huelga de hambre sobre los jóvenes depende de su condición de salud previa, así como de su estado nutricional. “Los daños a ciertos órganos empiezan a aparecer al cabo de algunos días, especialmente en riñones e hígado. Al no recibir hidratos de carbono, que constituyen la fuente inmediata de energía, el cuerpo desarrolla una serie de adaptaciones para obtenerla, utilizando la grasa corporal y también proteínas disponibles, con el objetivo de mantener las funciones de los diferentes órganos y especialmente del cerebro”.
La doctora Castillo concluye que con el correr de los días las personas pierden fuerza, ánimo y sufren de mareos, dolores abdominales, hipotensión y si el ayuno se extiende por mucho tiempo, puede sobrevenir el coma y la muerte. Esa es precisamente la gran preocupación de los familiares que comparten las demandas de sus hijos; temen las consecuencias que su decisión pueda acarrearles.
Patricia Becerra, publicista y madre de una de las niñas en huelga de hambre, dice: “Yo también lucho por la igualdad para todos en la educación; porque no es justo que algunos tengan mucho y la mayoría tan poco. Estudiar es un derecho y no un privilegio reservado solamente para algunos. Sabemos que el cambio no será inmediato, que van a pasar meses o años, pero el cambio hay que hacerlo ahora para beneficio de las nuevas generaciones. En veinte años no ha sucedido nada. ¡Qué estamos esperando, hagámoslo ya!”.
No está de acuerdo con la huelga de hambre de su hija, porque sabe que dañará su salud y que a la larga le puede traer complicaciones; pero también sabe que su actitud tiene un sentido social muy (...)
Se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 740, 19 de agosto, 2011
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FOTO: Tres niñas y un muchacho, alumnos del Liceo Darío Salas, están en huelga de hambre desde el 23 de julio.
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