Edición 713 - desde el 9 al 22 de julio de 2010
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Bicentenario en la UC

Luchando contra
el elitismo

 

Autor: PEDRO ARMENDARIZ

JOAQUIN Walker Martínez, presidente de la FEUC

El Bicentenario de la República encontrará en la Universidad Católica, antiguo bastión de la derecha gremialista, a una Federación de Estudiantes renovadora y vigorosa que exige cambios profundos. En noviembre de 2009 ganó, por segunda vez consecutiva en la FEUC, el movimiento de centro-izquierda Nueva Acción Universitaria (NAU) con 55 por ciento de los votos. El presidente es Joaquín Walker Martínez, 26, estudiante de 5º año de derecho. Vivió su infancia en Coyhaique, donde cursó estudios básicos y medios. Es sobrino de los parlamentarios democratacristianos Ignacio y Patricio Walker. Pero el dirigente universitario tiene una sintonía política mucho más avanzada.

¿Cómo nació el movimiento Nueva Acción Universitaria?
“A fines de 2008 nos juntamos un grupo que teníamos cierta afinidad política y que nos reuníamos en el Consejo de Presidentes del Centros de Estudiantes de la UC. Pensamos hacer algo juntos pero al principio éramos sólo cinco personas. Empezamos a crecer y decidimos postular a la Federación de Estudiantes, entonces en manos del gremialismo. Salimos con mucha fuerza y convicción haciendo una campaña bastante épica que fue entusiasmando a muchos. Ganamos la Federación en la segunda vuelta con el mayor número de votos en la historia. Estuvo tan bien el desempeño de esa directiva, que volvimos a ganar en 2009 por más de mil votos, en primera vuelta”.
¿Qué relación tiene la NAU con los partidos? ¿Usted tiene militancia?
“Yo no tengo militancia, y este movimiento no tiene vinculación directa con los partidos. Pero sí hay gente que milita, y esto nos interesa mucho. Reivindicamos la política como herramienta de transformación social: que los jóvenes nos metamos en política, que aceptemos que desde ahí se hacen los cambios más importantes que necesita el país.
No nos parece bien recibir órdenes de ningún partido, pero hay gente que está en sintonía y coordinación con los partidos. Eso nos parece bien y legítimo. Pero tenemos nuestra propia forma de trabajar, por la universidad y por el país. Esto es algo que también pasaba en la época de la reforma. A Miguel Angel Solar, militante de la Democracia Cristiana, el ministro del Interior, Bernardo Leighton, le pidió no hacer la toma de la UC pero la hicieron igual”.

La reforma de los 60

¿Es un referente la reforma universitaria impulsada en los sesenta?
“Nuestro movimiento político es muy similar a otros en la UC. No nos atribuimos el mérito de ser los únicos ni los primeros. Muchos movimientos han tenido esta vinculación emocional y práctica, pero hemos sabido plasmarlo de cierta manera y mantenerlo.
Valoramos mucho el ímpetu de esa generación de los sesenta; el ánimo crítico y activo que generó cambios. Estamos en un contexto distinto, pero queremos inyectar a este movimiento esa fuerza de antaño, que hoy la tenemos muchos jóvenes.
Nos hemos dado cuenta que estamos planteando temas similares a los de entonces, como vincular la universidad con el país, estar en sintonía con la realidad, ser una universidad atenta a los cambios sociales. Valoramos el ánimo que había entonces de trabajar con la comunidad universitaria, que es algo que hemos tratado de reforzar. El trabajo con los sindicatos, con los profesores, administrativos, etc.”.
¿Cómo evalúa la participación estudiantil en la política universitaria y nacional?
“Seguimos siendo una generación apática y despolitizada, con mucha carencia ideológica. Nosotros hemos sabido despertar y generar apoyos masivos. Junto con instancias de discusión más amplias y espacios de diálogo.
Hay carreras donde se da más espacio a los estudiantes. El problema es que en los Consejos de Universidad y de Facultad, los estudiantes tenemos derecho a voz pero no a voto. Contamos con un espacio simbólico. Se nos escucha pero no tenemos la capacidad de decidir. Creemos que en la participación hay dos temas: uno, los espacios que tenemos, y otro los espacios que nos tomamos. Hemos tratado de inculcar la concepción de que tenemos que tomarnos esos espacios, no esperar que nos den la opción de estar.
Es lo mismo con la renovación en política: no basta con que nos den espacios, ni con cambiar las leyes y los partidos. También nosotros debemos tomarnos los espacios políticos. Queremos formar agrupaciones grandes, generar ruido. Como generación, tenemos que hacer una autocrítica sobre la capacidad para tomarnos los espacios de participación pública”.

Elite universitaria

¿Qué aspectos son centrales en el trabajo de la Feuc?
“Lo primero fue decir a los estudiantes que la Universidad es suya y que podemos generar cambios. Muchas veces nos preguntaron por qué estábamos en la UC, que mejor nos fuéramos a la Universidad de Chile con las ideas de cambios. Proponemos la necesidad de trabajar por la equidad en la Universidad. El setenta por ciento de los alumnos de la UC pertenece al quinto quintil (al 20 por ciento más rico del país). Es un grado de elitización que cuesta creer. Un dato muy fuerte, y la cifra va aumentando”.
¿Qué se puede hacer para ir revirtiendo esa tendencia?
“Esto ocurre por varias causas. Los altos costos de nuestra universidad, que está entre las que tienen los aranceles más altos del país. Luego, está el sistema de acceso. Hay una desigualdad escolar indudable, pero también mecanismos de selección universitaria cuestionables, como la PSU, que ha aumentado la brecha entre estudiantes que provienen de colegios municipales y particulares pagados.
Hemos pensado métodos de ingreso alternativos, propios de la Universidad, sin cambiar la estructura nacional. Es lo que estamos proponiendo. Generar algo como lo que tiene la U. de Chile. Un sistema propedeútico que toma a los mejores alumnos de los colegios municipales más pobres, y entre ellos da acceso a los que tienen mejor asistencia y notas. Proponemos más becas y beneficios para que los estudiantes con menos recursos puedan ingresar a la UC. Estamos organizando la beca Cardenal Raúl Silva Henríquez, que se financia con aportes voluntarios de la comunidad universitaria”.

Universidad distante

¿Cómo afecta a la vida universitaria esta homogeneidad de clase entre estudiantes?
“Quienes componen la universidad es muy importante, porque afecta la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Estar sólo con compañeros que vienen de una misma realidad social, con una cultura similar, enriquece poco una sala de clases y la visión del mundo de los alumnos”.
¿Está alejada la UC de los problemas más graves del país?
“Si bien entre los principios de la UC está vincularse con la sociedad y trabajar por el país, lo ha hecho con poca fuerza. Eso nos ha impulsado a llevar el trabajo que estamos haciendo hoy. La UC ha tenido un liderazgo muy importante, pero de poca vinculación concreta con los problemas reales y particularmente  (…)

( Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición 713,  9 de julio, 2010)
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