Punto Final, Nº806 – Desde el 13 al 26 de junio de 2014.
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Papas Fritas” rompe su silencio

Las deudas estudiantiles que se hicieron cenizas

 

 

 

Es un frío domingo de junio. Francisco Tapia Salinas (“Papas Fritas”) nos cita en su casa en la comuna de San Miguel. Ya no está en la clandestinidad en que se sumergió luego de quemar los pagarés de los endeudados alumnos de la Universidad del Mar. En el acogedor comedor destacan fotografías, pinturas, un poema grabado y un estante de juguetes. Es el espacio en que probablemente más tiempo pasa el artista de 30 años.
“Papas Fritas” cuenta que su seudónimo proviene de la infancia. Unos amigos lo encontraron parecido a un niño que aparecía en un comercial de papas fritas. “No me ofendió -dice- y lo adopté, tomé el nombre que me dieron mis amigos del barrio”. Francisco Tapia vive desde su infancia en la comuna de San Miguel. A fines de los 80 la represión de la dictadura en las poblaciones era fuerte, y “Papas Fritas” confiesa que si bien sus recuerdos no son muchos, aun tiene en la memoria las protestas en Departamental con la Panamericana.
Su hogar, donde vive con su madre, está a dos cuadras de la cárcel de San Miguel y el día de esta entrevista debía ir a la velatón que la ONG “81 razones por luchar” -que reúne a familiares de las víctimas del incendio de 2010- realiza los 8 de cada mes. “En este comedor -dice- se creó la ONG; aquí surgió la idea y se inició el trabajo”.
En la segunda semana de mayo, el nombre real y el artístico de “Papas Fritas” apareció en todos los noticiarios de radio y TV. Se trataba de la exposición “Ad Augusta per Angusta” en el centro cultural Gabriela Mistral. Consistía en un diploma, dos cajas con cenizas y una Kombi con un video en el que Francisco Tapia declaraba ser autor de la quema de los pagarés con la deuda de más de 1.500 estudiantes de la Universidad del Mar, cuya suma alcanzaba a 500 millones de dólares, aproximadamente. “Lo perdimos todo, menos las deudas” era la trágica consigna de los estudiantes de esa universidad que se hundió por la codicia de sus dueños. El acto artístico-político reivindicaba la rabia y frustración de los jóvenes y sus familias. Sus deudas ahora son cenizas que analiza la Policía de Investigaciones en busca de una evidencia para acusar a “Papas Fritas”.

CÓMO NACIÓ LA IDEA
¿Cómo surge la idea de la quema de pagarés?
“Siempre he trabajado en movimientos sociales, metiéndome en problemas desde lo que yo sé hacer: que es el arte. Trato de contribuir en esa forma. La gente de la Universidad del Mar conocía mi trabajo, me ubicaron para saber si podía hacer un proyecto en el campus de Reñaca, que estaba en toma. En marzo viajé a estudiar el lugar.
Me habían dateado que el síndico de quiebras quería sacar los pagarés y otros papeles. El día anterior, la PDI había sacado los servidores, entonces fue fácil deducir que ahí estaban esos papeles. No hubo problemas para encontrar la llave, en realidad eran varias llaves. Pero hay muchas que se parecen, que tienes que forzarlas, pero igual abren. Me quedé con esa llave y fui contándole a los chiquillos que iba a hacer una intervención de arte con distintos objetos de la Universidad del Mar que no tenían mayor importancia, sobre todo papelería que fui sacando y poniendo encima de unas cajas con los pagarés. En esta acción participó el colectivo Kombi, prestándome el vehículo para el traslado y luego para la exposición en el GAM.
Pasé un tiempo todavía con los pagarés y en un momento dado, dije a los estudiantes que iba a hacer algo que podía no gustarles, pero que yo lo hacía con todo el amor del mundo. Ellos se enteraron de lo que se trataba cuando se presentó la exposición”.
¿Por qué pensaste en quemar los pagarés?
“Tuve varias ideas. Pensé en esconderlos, tirarlos al mar en botellas, pero si las encontraban iban a terminar siendo deudas a pagar de todos modos. La mejor manera de deshacerme de los papeles fue inspirado por lo que hizo el ex rector de la Universidad del Mar, Héctor Zúñiga, que quemó numerosos documentos que lo inculpaban. Eso provocó un incendio en su casa. Bomberos me dijeron que encontraron la chimenea atascada de papeles. Entonces yo pensé: esto es lo que hay que hacer, quemar los pagarés”.

LA DEUDA LA PAGAN LOS ESTAFADORES
¿Qué sucede ahora con la deuda de los alumnos?
“La deuda es con la banca. Los estudiantes tenían que pagarle al acreedor y el acreedor es quien debía guardar esos papeles y cobrar. Entonces la banca debe exigir a los acreedores que paguen. Lo bonito de esta obra es que se les quita una carga a las familias que no tenían por qué pagar, y se le transfiere a quienes sí tienen que pagar, que son quienes dañaron a los estudiantes y sus familias. El daño se le está generando a los dueños de la Universidad del Mar, que se enriquecieron explotando la educación como un negocio y causando sufrimiento a muchas familias”.
¿Qué acciones lleva a cabo la PDI en la investigación de este caso?
“Hasta el momento lo único que ha hecho es retirar las cenizas del GAM, donde estaban expuestas. Se llevaron también mi autodenuncia. Las cenizas no se pueden reconstituir y el argumento fue que necesitaban las cajas. Se llevan un diploma de la Universidad del Mar con un contenido súper idiota: decía ‘A nombre de Francisco Papas Fritas, licenciado en piroquinesis, mención en deuda educativa bancaria’. Fue ridículo que sacaran todo eso.
Se llevaron las cenizas pero para sacarlas, debían tener la orden de un juez de turno, pero no la tenían. En ese sentido el GAM cometió una falla al dar permiso para que se llevaran las cenizas de los documentos. Yo conversé con el director de programación del GAM, Javier Ibacache. Solicité disculpas públicas por ese error, pero eso no se ha producido”.
¿Cómo fue tu paso a la clandestinidad?
“Teníamos presupuestado que si la policía llegaba a retirar la obra yo iba a salir de mi casa. Pero no me refugié en una embajada, que era una alternativa. En realidad no hubo persecución policial en mi contra. Me refugié en un espacio en que no tenía protección diplomática, pero que era un lugar donde podía estar tranquilo. Muchos pensaron que yo andaba en fiestas y comiendo rico. Pero no fue así, me cocinaba yo, iban amigos a trabajar conmigo, dormía cuatro horas, ya que estaba pendiente de cómo se iban generando reacciones mediáticas. Estuve clandestino desde el miércoles 14 al martes 27 de mayo.
Había algunas condiciones que teníamos previstas, por ejemplo no hablar con la ‘prensa bastarda’, porque sabíamos cómo iban a tomar esto, que para mí es un proyecto social y político ya que el arte nunca se despega de eso. Si tu ves el contenido del montaje es súper literal, ves lo que es. Pero también hay lecturas más profundas, más estéticas, lo metafórico y lo ético, que es como puedes demostrar la fragilidad del sistema.
Citando el ensayo de Michel Foucault El Sujeto y el Poder, el sujeto es parte de esta afirmación de la estructura de poder que está encima de ti. El sujeto teme soltar el poder que lo somete a su propia esclavitud. Pero en el proyecto se demuestra que cuando sueltas las ficciones del sistema capitalista y dejas de temer, aparecen ficciones paralelas que podemos construir. Nosotros hemos querido aceptar que un papel insignificante -un pagaré- nos dañe nuestras vidas al punto de perder a nuestra familia y el crecimiento de nuestros hijos, de enfermarnos por la debilidad que causa el estrés en tu cuerpo al ver que tu mundo se ha frustrado y tus esfuerzos están en la basura”.

CONSEJOS Y PROYECTOS
¿Qué dirías a los periodistas y editores de los grandes medios de comunicación?
“Siempre hay una posibilidad de rebelarse ante las directrices del sistema; siempre hay una forma de meter un gol; la cosa es trabajar por la verdad. Si quieren trabajar para ganar plata y para el mercado, que sigan haciendo lo que hacen, y siendo unos imbéciles. Pero si quieren trabajar para la libertad y para su gente, si es que tienen vocación como periodistas, entonces que piensen cómo meter la información verdadera -que es necesaria amplificarla para que la verdad llegue a toda la sociedad a través de los diarios, radios y televisión-”.
¿Qué opinas de la escasa cobertura de prensa que tuvo el problema de los estudiantes de la Universidad del Mar?
“Raúl Soto, presidente de la universidad, él tuvo que dar varias entrevistas y ahí está lo importante. En un matinal de Chilevisión salió una periodista que me buscaba. Le dije por WhatsApp que me iba a juntar con ella y la cité en una manifestación de alumnos de la carrera de fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello. Cuando llegó al lugar dijo: ‘Papas Fritas nos mintió. Parece que quiere que grabemos la manifestación’. ¡Obvio que eso quería yo! Y que le preguntara cosas a los estudiantes. Pero ella no fue capaz de preguntarles nada más que si conocían a ‘Papas Fritas’. ¿A quién le importa si me conocen o no? Ella tuvo oportunidad de entender el trasfondo de mi trabajo, pero no fue capaz de hacerlo”.
¿Cuáles son tus próximas obras?
“Tengo varios proyectos, unos que no son dentro del espacio institucional. Una exposición en Buenos Aires, charlas y un trabajo en el Museo de Arte Contemporáneo, que comenzaremos en un tiempo más con mis compañeros de la ‘Internacional Erroristas’. Buscamos el error y demostramos que hay muchas cosas que son errores, que el error en sí -que son los ‘errorismos’- es parte de la vida, es positivo. Pero hay otros que hay que mostrar: son los errores del sistema. Son nefastos, porque se tratan de apropiar de la realidad.
En este grupo no hay una orgánica, no hay que inscribirse; somos personas que por el trabajo que hacemos vamos conociéndonos. En Chile está Anita Tijoux, una gran amiga; en Argentina el grupo Etcétera; en Italia está el filósofo Franco Velardi; en España está el Colectivo Democracia, un colectivo anarquista de arte contemporáneo muy interesante; y así muchas personas alrededor del mundo que están implementando el arte.
Estamos también pensando sacar un libro acerca de este proyecto, que no será teórico ni buscará ensalzarme como héroe ni mucho menos como el Robin Hood chileno. Hablará de la problemática de los independentistas saharahuíes y la violencia de Marruecos contra ese pueblo. Es un proyecto que también tocará el ‘artivismo’, o arte político como herramienta de lucha social”

Camila Sánchez Martínez
(Texto y fotos)

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 806, 13 de junio, 2014)

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