Punto Final, Nº804 – Desde el 16 al 29 de mayo de 2014.
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MARIO Pedrosa y Salvador Allende en el Museo de la Solidaridad en 1972.


La presencia del brasileño Mario Pedrosa, organizador de la Bienal de Sao Paulo, fue determinante para fundar el Museo de la Solidaridad (MS) durante el gobierno de la Unidad Popular.
Imposible resumir la aventura vital de este crítico de arte, periodista, profesor y creador, cuyos ejes son el arte y la política. Nacido en 1900, estudió en Suiza. Entre 1920 y 1922 en Sao Paulo fue redactor de política internacional en el Diário da Noite, y crítico literario. Graduado en la Facultad de Derecho de Río de Janeiro, se afilió al Partido Comunista Brasileño. Luego estudió filosofía, sociología, economía y estética en la Universidad de Berlín. Regresó a Brasil en 1929, pendiente del movimiento político comunista internacional y del proceso posterior a la revolución bolchevique. Fundó un grupo de tendencia trotskista. Esa militancia lo llevó a la cárcel en 1932. En 1937 fue exiliado y permaneció en París y Nueva York, donde trabajó en el Museo de Arte Moderno. Volvió clandestinamente a Brasil en 1940. Lo encarcelaron de nuevo y deportaron a Estados Unidos. Al fin de la segunda guerra mundial, en 1945, regresó a Brasil. Participó en la lucha contra la dictadura de Getulio Vargas y en el Correio da Manhã escribió en la sección de artes plásticas. Vicepresidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, una beca de la Unesco le permitió permanecer en Japón entre 1958 y 1959, donde escribió un estudio acerca de las relaciones del arte japonés con el arte contemporáneo occidental.
En 1945, época de la redemocratización en Brasil, Pedrosa ingresó al Partido Socialista, donde también militaba Buarque de Holanda, y editó con algunos compañeros el diario de izquierda, Vanguarda Socialista.

PEDROSA EN CHILE
Durante la dictadura militar en Brasil, Pedrosa se exilió en Chile, en 1971. Ese mismo año participó en el encuentro “Operación Verdad”, donde intelectuales y artistas de diversos países vinieron a Chile en un intento por romper el creciente bloqueo al gobierno de Allende y el cerco informativo de los medios nacionales e internacionales. Allí propuso, con José María Moreno Galván, crítico español de arte, crear un museo internacional en apoyo al gobierno. Una comisión compuesta por él, el italiano Carlo Levi y Moreno Galván visitó al presidente Allende y le propuso dicho museo. Allende les encargó el proyecto. Se creó entonces el Comité Internacional de Solidaridad Artística con Chile (Cisac) apoyado por artistas de todo el mundo. Mario Pedrosa lo presidió y fue integrado por Louis Aragon, Dore Ashton, Giulio Carlo Argan, Rafael Alberti, Aldo Pellegrin, Roberto Matta, entre otros artistas y críticos de arte. 
A Mario Pedrosa lo conocí en ese tiempo; yo era encargada de prensa del Instituto de Arte Latinoamericano. Mario era profesor de estética e historia del arte latinoamericano de la Facultad de Bellas Artes de la U. de Chile.
Era fácil conversar con este hombre mayor, pero dueño de una asombrosa juventud de ideas y espíritu. Unía a su asombrosa sabiduría y cultura la cortesía y el sentido del humor. Modesto en extremo, jamás hablaba de sí mismo y de la maravillosa aventura que fue su vida intensa. Podía explicar con sencillez complejos aspectos teóricos.

MUSEO DE LA SOLIDARIDAD
Pedrosa se empeñó en realizar una acción cultural única: fundar un museo creado con donaciones para constituir un patrimonio perteneciente al pueblo chileno (y que jamás Chile hubiera obtenido sin la generosa voluntad y entrega de los artistas).
Este hecho fue fomentado por la política cultural del programa del gobierno de Allende, que afirmaba: “La cultura nueva no se creará por decreto; ella surgirá de la lucha por la fraternidad contra el individualismo; por la valoración del trabajo humano contra su desprecio; por los valores nacionales contra la colonización cultural; por el acceso de las masas populares al arte, la literatura y los medios de comunicación, contra su comercialización”.
Así lo expresa Mario Pedrosa en la carta que escribe a Salvador Allende el 26 de abril de 1972. Se refiere al Museo como la expresión más acabada de un hecho del que no se tiene conocimiento en la historia: un museo que se crea por donación de los artistas del mundo, espontáneamente movidos por la solidaridad hacia un pequeño pueblo en la periferia, que inicia una marcha revolucionaria al socialismo por sus propios medios, conforme a sus tradiciones democráticas, sus determinaciones culturales y su fidelidad a las libertades esenciales del hombre, entre las cuales está la libertad de expresión y creación.
El presidente Salvador Allende en el acto de inauguración, el 17 de mayo de 1972 en la Quinta Normal, ante la presencia de embajadores y delegados a la UNCTAD III, dijo: “Es para mí un honor muy significativo recibir a nombre del pueblo de Chile estas muestras, estos cuadros, estas obras que nos envían como expresión solidaria artistas de los distintos continentes”.
Puso énfasis al señalar que “éste es el único museo de mundo que tiene un origen y contenido de tan profundo alcance. Es la expresión solidaria de hombres de distintos pueblos y razas que, a pesar de la distancia, entregan su capacidad creadora, sin reticencias, al pueblo de Chile, en esta etapa creadora de su lucha (…) Es un acontecimiento excepcional que inaugura un tipo de relación inédita entre los creadores y el público”.
En ese mismo tiempo, por iniciativa del presidente Allende, se estaba remodelando el Parque O’Higgins, donde se hallaba un importante edificio construido en 1939 como centro de recreación para el pueblo, en Avenida Viel 1497: el Hogar Modelo Presidente Pedro Aguirre Cerda. Como Allende ya había visto que el edificio de la UNCTAD III se consolidaba como instituto cultural, tuvo la idea de destinar el edificio de la calle Viel para sede del MS y se comprometió a firmar el decreto, pero no alcanzó a cumplir ese propósito. Después del golpe de Estado, aquel edificio estuvo a cargo de las FF.AA. Desapareció de él la notable escultura de Tótila Albert y en adelante no sólo ha tenido diversos ocupantes, sino también ha sido alterado y demolido parcialmente.
Después del golpe, junto a María Eugenia Zamudio, en el Instituto de Arte Latinoamericano realizamos el trabajo de envolver y proteger grabados y otros trabajos del Museo de la Solidaridad, como el precioso tapiz “Janus” de Jean Lurçat. Todas las obras alcanzaron a ser resguardadas en las bodegas del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, y allí permanecieron ocultas por diecisiete años.

MUSEO DE LA RESISTENCIA
El Museo contaba con unas quinientas obras entre dibujos, pinturas, esculturas, grabados de maestros como Francis Bacon, Calder, Canogar, Chillida, Equipo Crónica, Gutusso, Lam, Matta, Miró, Henri Moore, Luis Felipe Noé, Amalia Peláez, Portocarre-ro, Saura, Frank Stella, Tapiès, Torres García, Vassarelly. La amistad y el vínculo de Mario Pedrosa con los más grandes artistas de su tiempo fueron determinantes para que éstos donaran sus obras. Este patrimonio siguió creciendo en el exilio, gracias a los Museos de la Resistencia “Salvador Allende”, con el apoyo decisivo de los organizadores fundadores: Mario Pedrosa, Miguel Rojas-Mix, Pedro Miras, Miria Contreras, Carmen Waugh, los artistas plásticos exiliados y muchos otros. La crítica de arte Marta Traba participó en la organización de una exposición del Museo de la Resistencia en Francia. Julio Cortázar hizo un llamado diciendo: “Así como se creó y se hizo circular en numerosos países el Museo de la Resistencia ‘Salvador Allende’, así imagino la creación de un fondo económico destinado a favorecer la obra de los plásticos chilenos en el exilio y hacer venir de Chile a otros cuya obra no alcanza a cumplirse y sobre todo, a conocerse en el país”. Famosos artistas que daban su apoyo al retorno a la democracia en Chile entregaron su aporte. Joan Miró, quien había donado un cuadro en 1972, volvió a regalar otro en 1976. Todas esas obras se fueron exponiendo desde 1977 en numerosas ciudades de Francia, España, Suecia bajo el nombre de Museo de la Solidaridad “Salvador Allende”.
Mario Pedrosa regresó a Brasil en octubre de 1977. En 1980, él y Sergio Buarque de Holanda participaron en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT), en el cual pusieron entusiasmo y grandes esperanzas.
Este brillante caballero del arte y la política falleció en 1981 y Sergio Buarque de Holanda, en 1982.

Virginia Vidal

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 804, 16 de mayo, 2014)


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