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Movimiento de Pobladores en Lucha
Ruptura con mercado de la vivienda
Henry Renna, un “profesional rebelde” de 27 años que estudió ciencias políticas en la Universidad Central, se ha unido al Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL). Este surgió el 2006 a partir de la toma de terrenos en Peñalolén y de la unidad de asambleas de familias sin techo que decidieron emprender el camino de la autogestión para conseguir vivienda. De esa organización se desprendió el IRA, red de Inmuebles Recuperados por Autogestión, conformada por damnificados por el terremoto, pero que no fueron incluidos en las políticas públicas por no ser propietarios de las viviendas que habitaban. Henry Renna acompaña a las familias de la casa “Protectora” -llamada así porque allí funcionó la Casa Protectora del Niño- en su proceso autogestionario y es el encargado de contar a PF esta experiencia.
¿Cómo se desarrolló este proyecto nacido del MPL?
“En 2006 se formula la nueva política habitacional, creando un intermediario entre el Estado y las familias denominado EGIS: Entidad de Gestión Inmobiliaria Social, que no es más que la privatización de esa política, entregándole a una empresa el rol que antes realizaba el dirigente social, que organizaba a la gente para ahorrar, buscar el terreno, etc. Nuestro movimiento resignifica esa política neoliberal y dice: ‘¿Por qué nosotros no construimos la EAGIS (Entidad de Autogestión Inmobiliaria Social), en donde en conjunto, dirigentes populares y profesionales rebeldes, echemos a andar proyectos de vivienda?’.
Hay una recuperación de riquezas en este proceso. Nuestra EAGIS no tiene utilidades. Las ganancias son traspasadas para costear el valor del suelo, mejorar la calidad de las viviendas y quedarse a vivir en la comuna. Y en materia política representa un proyecto de autogobierno y autonomía de los pobres. Podemos generar emprendimientos productivos cooperativistas, utilizando la autogestión como herramienta política. Creamos nuestra propia constructora que golpea en el corazón al mercado capitalista: MPL Constructora. Cuenta con trabajadores que son parte de nuestras asambleas. Organizándolos, poniéndolos en sintonía, especializando sus capacidades, construir es tanto o más rentable que en la empresa privada”.
Departamentos
en Lo Hermida
No es solamente una declaración de intenciones, es una realidad por la que ustedes apuestan…
“En efecto, por ejemplo el proyecto MPL1 consiste en 32 departamentos en la población Lo Hermida, comuna de Peñalolén. Es el primer proyecto donde todo el proceso productivo está en manos del movimiento social. Fue realizado mediante la EAGIS y la Constructora MPL, que construirá viviendas de 62m2 y no de 50m2 como las del Estado mediante las inmobiliarias. Además, muchos de esos proyectos estatales segregan a los pobladores haciéndolos habitar en lugares distintos a donde han conformado una vida. Nuestro proyecto permitió que la gente no tuviera que trasladarse a otra comuna, no ser expulsados a los extramuros de la ciudad como es el patrón de las políticas públicas”.
Pero los pobladores no están solos en esto, ¿cuál es el perfil de los jóvenes profesionales que se involucran?
“Provienen de distintas universidades, públicas y privadas; algunos son estudiantes, otros egresados del área social y del área técnica. En este proceso de gestión habitacional necesitamos desde asistentes sociales a ingenieros hidráulicos. Los compañeros se unen no como ayudistas, sino como un militante y participante del movimiento, se hace parte de la lucha por la vivienda y vida digna. Por eso para nosotros el proceso autogestionario es liberador, tanto para las familias como para los profesionales que trabajan en él”.
En términos de legislación, ¿ qué cortapisas han encontrado?
“Para conformar y legalizar una constructora se necesitan al menos cinco millones de pesos, para lo que debimos pedir un crédito en el Banco del Desarrollo. Para iniciar la obra, el Estado pide una boleta de garantía por el 10%. Si el MPL1 representa una inversión de 400 millones, son 40 millones de garantía. ¿De dónde sacamos ese dinero? El Estado espera un flujo de caja para darte más dinero, hasta el 5% de la obra construida, generalmente la mecánica de suelo es lo que más recursos utiliza. Por lo menos 50 millones más. Por lo que el carácter monopólico del mercado de la construcción no es casual, sino una causalidad de estas cortapisas, de estos enclaves que hacen que el libre mercado no funcione, pues lo que opera es el monopolio de los mercados”.
Llegamos al área chica. Rumbo hacia esta casa recuperada por ustedes pude ver muchos complejos inmobiliarios. En la mayoría colgaba un lienzo que decía “Libres. Destruyendo nuestros sueños”. Habitantes que se han dado cuenta de la falacia del “sueño de la casa propia”. Hemos visto el caso de los deudores habitacionales, y últimamente de los damnificados del terremoto. ¿Qué piensas de todo eso?
“La situación de la vivienda en Chile no es muy distinta a lo que sucede con la educación. Se convierte un bien social y público en una mercancía, transada como cualquier bien en un ejercicio de mercantilización de la política. Segundo, opera como una política pública en subsidio a la demanda, ya sea de los estudiantes o los pobladores. Pero en realidad, todos sabemos que es una política de subsidio a la oferta, teniendo en el centro a las inmobiliarias y constructoras, en el caso de viviendas o a las universidades. Es un ejercicio de bancarización de la política. Y en tercer lugar, ambas políticas son reproductoras de la desigualdad y segregadoras en su contenido práctico. Es decir, tanto en educación como en vivienda, en comunas pobres hay educación y vivienda pobres. No se reconoce la función social de la educación ni de la propiedad, que implica que el suelo esté amparado en las normas y en las leyes propias de mercado y de los intereses inmobiliarios, sin restricción alguna para la especulación. En vivienda no existe una política pública. Se carece de Loce, LGE, y cualquier legislación general para este ámbito. Sólo existe el decreto 174, que ha tenido innumerables modificaciones en veinte años. Es así como en la comuna de Santiago, un metro cuadrado puede llegar a costar 25 UF”.
Recuperando casas
En la comuna de Santiago ustedes impulsan la recuperación de casas. Cuéntame sobre esta experiencia.
“Luego del terremoto, las políticas públicas sólo fueron direccionadas a propietarios damnificados, siendo que el 40% en la comuna de Santiago son arrendatarios. Ante esto, decidimos organizar a las familias damnificadas para ir a la conquista de solución habitacional dentro de la comuna. A los damnificados los estaban enviando a Peñaflor y a Til Til, siendo que muchos son comerciantes de Franklin, lo que rompía con sus trabajos, redes sociales, educativas y familiares. Entonces comenzamos este proceso autogestionario buscando terrenos, hablando con las autoridades, hasta que con las familias llegamos a una conclusión: así como en Peñalolén no queríamos gente sin casa, en Santiago no queríamos casas sin gente. Si bien no existen grandes extensiones de terreno para construir soluciones habitacionales, hay un sinfín de inmuebles en desuso, muchos de patrimonio fiscal. Nuestra táctica ha sido combinar una práctica autogestionaria, organización profunda, con prácticas radicales, como es ingresar a un inmueble para ocuparlo, recuperarlo, restaurarlo y hacerlo un espacio de vida digna. Es así como en mayo pasado nace el IRA, Inmuebles Recuperados por Autogestión”.
Evocativa resulta la sigla IRA…
“Es una política hecha desde la rabia. Basada en la insurgencia. Porque en los últimos cuatro años han sido construidas 60 mil viviendas por el mercado, frente a 54 viviendas sociales. La relación es que por cada vivienda para pobres, se construyen 800 para ricos en la comuna de Santiago. Y eso da ira que se convierte -en las condiciones sociopolíticas existentes- en desacato, en desborde social. Pero también en el nacimiento de prácticas cooperativistas y autogestionarias, en este caso en el casco histórico de la ciudad”.
¿Con qué planteamientos ocupan una casa abandonada?
“Queríamos realizar el primer ejercicio del movimiento social mediante la propiedad colectiva. Es decir, recuperar la función social de la vivienda. En el IRA no hay propietarios, hay ocupantes. No se paga arriendo, se pagan diez horas semanales de ayuda mutua y trabajo en la recuperación del inmueble. Esta es una organización cooperativista, por lo tanto cada habitante es un socio, tiene un espacio productivo y conquista su derecho a habitar por cumplir con el deber de recuperar”.
Vivimos en socialismo
En la casa “Protectora”, donde hacemos esta entrevista, viven siete familias. ¿Estas se encuentran a la espera de una casa o departamento propio?
“Esta es una vivienda transitoria. Por la contingencia del terremoto, el invierno y el ahorro para una vivienda, estas familias están hoy aquí. Pero al mismo tiempo estar acá conforma la lucha para que se construya una solución definitiva en este mismo terreno, dentro del casco histórico, sin tener que migrar. Son 65 familias en las tres casas recuperadas que pasarán de una vivienda transitoria a una definitiva, mediante prácticas autogestionarias y bajo los principios del cooperativismo. Aquí se vive el socialismo, en este espacio si no nos liberamos todos, no se libera nadie. Por eso no caben expresiones de individualismo. En cada asamblea existe un sistema rotativo de dirigentes y democracia directa, cuando se apuesta por la autogestión no hay espacio para organizaciones jerarquizadas.
Este proceso de desacato ha permitido que entendamos las razones de la desigualdad. El origen de nuestra relación en el entramado del poder. Uno de los nudos que debemos desatar es con el mercado. Hago un llamado abierto al desacato contra la deuda y la bancarización de nuestras vidas, a conspirar contra el sistema financiero, a no pagar las deudas, a romper tarjetas. A cortar toda relación con este sistema de usura. Asimismo está el nudo de la institucionalidad política. El Estado es la empresa más grande de Chile, la que más nos estafa. Es un deber recuperarla y administrarla nosotros mismos, autogestionarla. Ambas estrategias son parte de un proyecto político recuperador de recursos que nos pertenecen y de ejercer nuestra soberanía sobre ellos”.
El MPL se ve bastante sólido. ¿Cómo sueñan su futuro?
“En estos cinco años de lucha, hemos conseguido un movimiento social que no es peticionista, que levanta propuestas desde el territorio. Tenemos a Lautaro Guanca como concejal en Peñalolén. Obtuvo más de cuatro mil votos, la tercera mayoría. Tenemos 240 soluciones habitacionales autogestionarias en Peñalolén, tres inmuebles recuperados en Santiago, la corporación educacional Poblar, distintas instancias de educación y formación popular. Somos parte de la Federación Nacional de Pobladores, y estamos conduciendo junto a otros movimientos sociales el proceso hacia la Constituyente Social, expresada en la profundización de la política popular, desde abajo, que sean las asambleas las que digan cuál es el Chile que queremos tener. Los movimientos sociales no sólo se articulan para dar fuerza a esa política, también se coordinan para bloquear la salida reformista a la crisis actual del sistema. Eso se construye transformando a los movimientos sociales en herramientas políticas. Estamos legalizando el partido de los movimientos sociales Igualdad Herramienta de los Pueblos. Se legalizó ya en tres regiones del país”
KAREN HERMOSILLA T.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 742, 16 de septiembre, 2011
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LECTURA DE FOTO HENRY Renna: otra experiencia en la lucha por la vivienda.
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