Francisco Bilbao
REVOLUCIONARIO
Autor: ALEJANDRO LAVQUEN
Después de más de un siglo, vuelven a publicarse las obras completas de Francisco Bilbao Barquín (Santiago, 1823-Buenos Aires, 1865). La edición anterior data de 1894 y hoy es imposible hallarla, por lo cual esta nueva publicación, titulada Francisco Bilbao, el autor y la obra (Editorial Cuarto Propio), resulta un acierto para adentrarse en el pensamiento de uno de los personajes más polémicos del siglo XIX en nuestro país. La edición estuvo a cargo de José Alberto Bravo e incorpora un preámbulo metodológico de Miguel E. Orellana Benado. Como base se utilizó la edición de las obras completas de Bilbao realizada por Manuel Bilbao, su hermano menor, en 1866. A éstas se sumaron textos inéditos, escritos en diversos períodos en Francia, Italia, Perú, Ecuador y Argentina.
Esta edición recibió varias críticas de la historiadora Ana María Stuven, en el suplemento Artes y Letras de El Mercurio. Lo central de su cuestionamiento se refiere a que, si bien considera valorable la reedición de las obras de Bilbao, tanto el editor como los autores del prólogo y de las notas adolecieron de falta de prolijidad en sus trabajos. Por ejemplo, dice Stuven, faltó un análisis crítico del pensamiento y obra de Bilbao para orientar al lector, pues un “marco general para el análisis” no es suficiente. También considera que las notas de Luis G. Mussy a la biografía escrita por Manuel Bilbao, criticada en su tiempo por considerarse poco objetiva, no dan cuenta debidamente de la discusión historiográfica que suscitó cuando se publicó. A esto, explica, se suman errores de estilo y redacción.
Además aprovecha de expresar juicios de valor sobre el pensamiento de Francisco Bilbao, como por ejemplo “su obra no tiene valor filosófico” pero “es un excelente pórtico para acercarse a los debates que se daban y se gestaban al interior de la clase dirigente chilena sobre los problemas de actualización de la República”. Es decir, continúa la polémica. Habría que ver si Bilbao tuvo algún interés en que su pensamiento alcanzara “valor filosófico” para ser elogiado por académicos y eruditos, o su deseo era crear conciencia para la acción revolucionaria. Recordemos que Bilbao, junto a Santiago Arcos, fue líder de la Sociedad de la Igualdad, fundada el 14 de abril de 1850, y fue activo participante en el alzamiento armado contra el presidente Manuel Bulnes, el 20 de abril de 1851.
Sociedad de la Igualdad
La Sociedad de la Igualdad impulsaba propuestas sumamente progresistas, aunque quizá no novedosas (como acusan sus detractores). Pero esto no quita valor a la intención de fondo. Bilbao se desenvolvió en un ambiente donde primaban las ideas más conservadoras, por lo cual recibió ácidas críticas sobre todo de la Iglesia Católica. Es en ese contexto que debe analizarse el valor de sus ideas y acciones revolucionarias.
Entre los fundadores de la Sociedad de la Igualdad se encontraban un sombrerero, dos sastres y un zapatero, junto a hombres ilustrados de la época, incluso con cierto rango social, que adherían a las causas po-pulares. Entre sus planteamientos, por ejemplo, consideraban la formación de una escuela de educación y propaganda para el proletariado. Su opción por los desposeídos se había manifestado en el primer número del periódico El Amigo del Pueblo, redactado por el poeta Eusebio Lillo, donde se leía: “Que el pueblo se rehabilite de veinte años de atraso y tinieblas”.
Su pensamiento
Las ideas de Bilbao, manifestadas a través de numerosos escritos, fueron causa de polémica entre sus contemporáneos, y hoy lo siguen siendo. Con seguridad Bilbao es uno de los chilenos más nobles y brillantes de nuestra historia, y uno de los más olvidados y controvertidos. Su pensamiento y voluntad de querer transformar la sociedad de su época lo convirtieron -para las clases dominantes- en un alborotador. Las autoridades civiles y religiosas lo consideraban indeseable. Cuando sólo contaba veintiún años causó escozor al publicar “Sociabilidad chilena” en el periódico El Crepúsculo, fundado por José Victorino Lastarria. El joven Bilbao fue acusado de inmoral, blasfemo y sedicioso, fue llevado a juicio y expulsado de la universidad. Tuvo la osadía de escribir contra la Constitución de 1833, atacar la hipocresía de las clases oligárquicas y la actitud inquisidora de la Iglesia Católica, que “engañaba y oprimía al pueblo”.
Una de las críticas que se le hace a Bilbao es haber sido un pensador disperso y muchas veces confuso. Incluso se dice que su misticismo no se condecía con su discurso revolucionario. Otros lo acusan de pensador mediocre e inconsecuente. Sus detractores más acérrimos se encuentran (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 663 de “Punto Final”, 30 de mayo, 2008) |